04 agosto, 2009

La importancia de lo infinitamente pequeño

Ahora resulta que las máquinas y los robots del futuro no serán en absoluto como los hemos imaginado. En lugar de estructuras brillantes y sobredimensionadas serán enanas y blandas como una bacteria. En realidad, la bacteria se está convirtiendo en el símbolo de nuestro futuro mecanizado. ¿Qué es una bacteria sino un nanorobot autoreplicante? Y el futuro será de los nanorobots -de una milésima parte de un milímetro en el caso de la bacteria-.

Bill Joy según la WIRED magazine“Los avances de la ingeniería genética, la robótica y la nanotecnología -piensan algunos de los grandes científicos más visionarios, como Bill Joy, que trabajó para Sun Microsystems- convertirán a los humanos, en el mejor de los casos, en algo irrelevante.”

"La nanotecnología avanza y empezamos a ver sus primeras creaciones. Tubos de carbono, esamblados átomo a átomo que funcionan como cables eléctricos, minúsculos motores, ruedas y engranajes formados por un par de cientos de átomos. El potencial de esta tecnología supera nuestra imaginación: materiales diez veces más resistentes que el acero pero con un décimo de su grosor, herramientas para la medicina, ordenadores microscópicos… En la microfotografía tenemos una rueda dentada de unas 50 micras (tengamos en cuenta que un cabello humano tiene un grosor aproximado de 100 micras)."

Existe todavía una disparidad de criterios en cuanto al rumbo que seguirá la nanotecnología. La visión más radical y revolucionaria contempla un mundo de fábricas reducidas al tamaño de una célula equipadas con nano-máquinas programadas para posicionar los átomos para construir lo que sea, de abajo arriba. Energía o una vida. Las dos están hechas de átomos y poco más. Al final de este camino está la posibilidad de diseñar una forma de vida mejor adaptada al entorno que la actual.

La visión más realista contempla una situación en la que, en lugar de posicionar átomos para ensamblar construcciones, se intenta copiar en beneficio propio el maravilloso funcionamiento celular diseñado durante miles de millones de años de evolución de los organismos vivos. Se trata de explotar los componentes más sencillos que nos ofrece la naturaleza, como los motores celulares, desarraigándolos de su habitat natural e incorporándolos a nanoestructuras artificiales.

Las dos versiones coinciden, no obstante, en que los dos tipos de máquinas estructuradas en el universo de lo infinitamente pequeño desempeñarán un papel decisivo en la vida de la gente a lo largo de los próximos cincuenta años.

Me temo que los acalorados debates sobre el fútbol, sobre si somos o no somos una nación, el crecimiento de los índices de delincuencia, o las legítimas celebraciones de cincuentenarios, apenas dejarán tiempo para reflexionar sobre:

Los peligros en el grado de toxicidad que se produce al subdividir la estructura de la materia.

La probabilidad de generar, accidentalmente, una plaga de nanorobots replicantes que decidan ir a su bola en nuestra biosfera.

La utilidad de cuestionar la pérdida total de privacidad que ya está produciendo la combinación de un poder de cálculo ilimitado y de almacenamiento automatizado de imágenes.

La legitimidad de extraer organismos vivos de la naturaleza -con algún componente sintético añadido- para que podamos funcionar mejor.

¿Podemos ganar, con tiempo y conocimiento, a la propia evolución? Yo creo que sí. Pero, para empezar, deberíamos sugerir otras prioridades que las vigentes en el debate colectivo. Deberíamos volver a reflexionar, probablemente, sobre lo que de verdad importa a todo el mundo.

Visto en el blog de Eduard Punset.

4 Internautas dijeron....:

Deprisa dijo...

Un artículo muy interesante. De los peligros que citas hay dos que me desasosiegan especialmente: Que creemos un nanobot capaz de alterar par siempre la biodiversidad, y el tema de la privacidad (nanobots espías, sería el fin de nuestra sociedad tal y como la conocemos)

Andran dijo...

A mi también hay temas que me preocupan. Creo que los departamentos de investigación y defensa de algunos paises están jugando a ser dios y eso tarde o temprano puede volverse en contra nuestra.

Algunas veces observo que muchas de las fantasías que algunos guionistas de cine plasmaron en sus películas según avanzamos tecnológicamente se van convirtiendo en realidad.

Los robots o nanobots cada día son más sofisticados. Algunos son capaces de autoreplicarse, de buscar una fuente de alimentación para poder seguir siendo autónomos, o son una máquina de guerra casi perfecta.

http://sinestrellas.blogspot.com/2008/10/las-tres-leyes-de-la-robtica.html

Los científicos buscan la forma de crear el robot ideal, lo más parecido al ser humano en su comportamiento y reacciones. Y el ser humano dista mucho de ser perfecto.

Juanjo Rubio dijo...

Realmente interesente. Un saludo.

shania dijo...

Pues me llamarás paranoica pero a mi lo que más me preocuparía no sería la falta de privacidad ( que también ) sinó eso que comentas de que los nanorobots puedan coger una " personalidad propia" y se organizen y no hagan caso a sus creadores y al fin y al cabo que se vuelvan locos vamos! es que a veces jugamos a ser Dios sin tener el cuenta las consecuencias que nos puede acarrear. Genial blog!