26 diciembre, 2007

Catorce datos para reflexionar

Lo he leido en alguna parte, supongo que los datos serán ciertos y me hace pensar en que mundo vivimos, y en el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos.

• La enseñanza básica en el mundo costaría 6.000 millones de dólares, mientras en EEUU se gastan 8.000 millones en cosméticos.

• La salud y la nutrición básicas se sustentarían con 13.000 millones de dólares, mientras en Europa y en EEUU se gastan 17.000 millones en alimento para mascotas.

• Proporcionar acceso universal a los servicios básicos supondría un coste de 80.000 millones de dólares, cantidad inferior al valor neto de las propiedades que tienen las siete personas más ricas del mundo.

• Del total de los productos que se comercian actualmente en el mundo, el 95% corresponde a valores financieros y el 3% a bienes y servicios.

• Si todo el mundo consumiera como en EEUU, serían necesarias tres Tierras para poder producir lo necesario.

• El dinero blanqueado en paraísos fiscales por mafias internacionales se calcula en 500.000 millones de dólares al año, cifra similar al PIB español y el triple del presupuesto de General Motors.

• El PIB de países como Indonesia y Noruega es similar, respectivamente, al volumen de ventas de las empresas General Motors y Toyota.

• La esperanza de vida en Africa subió, de 1960 a 1980, desde los cuarenta a los sesenta años, pero ahora apenas llega a los cincuenta.

• Según un informe del Banco Mundial, 2.800 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, viven con menos de dos dólares al día.

• El ingreso promedio de los veinte países más ricos es 37 veces mayor que el de los veinte más pobres. Esta diferencia se ha duplicado en los últimos cuarenta años.

• El 70% de los 1.300 millones de personas pobres en el mundo son mujeres.

• Una mujer es maltratada físicamente cada 18 minutos en Estados Unidos.

• La deforestación se concentra sobre todo en los países empobrecidos del sur, pero más de la mitad de la madera y casi tres cuartas partes del papel se consumen finalmente en los estados industrializados.

• Las industrias más contaminantes se trasladan a los países empobrecidos, donde no existen controles medioambientales.

Y nosotros, permanecemos impasibles ante todo esto.

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